Hola a todos. La idea de este Blog es recolectar informacion de la familia para publicar un libro. Para colaborar pueden enviar mensajes a la dereccion: itonabenedit@gmail.com
Escrito por Aisha Lebrón (nieta de Alberto Benedit y Belén Dávila, hija de Josefina Benedit)a raíz de muchos mails que empezaron a circular por el incendio suufrido en el 2008 en las sierras:
Beso a todos... los de allá, los de aqui, los del medio y el costado... Los que tuvimos la dicha de poder caminar desde niños por aquel pasillo de suelo fresco hasta llegar al ventanal del fondo... Me viene la imágen tan nítida, que creo hasta oler el perfume que entra por allí. Nada que no reconozcan ni dejen de entender... toda una experiencia vivida por cada uno de nosotros ... Y los que por un tiempo hemos dejado de ir (en mi caso por vivir afuera) seguro les ha pasado como a mi... que La Escondida era parte de la nostalgia, de esas que lo sacuden a uno cuando no sabe a donde está parado y quien es... y en esa búsqueda del volver a reconocerse aparece así, como una ráfaga de recuerdos, toda inspiración con mil imágenes que se mezclan... Y entre ellas, clara e intacta la del ventanal como puerta hacia afuera... como pasaje al paraíso, a la sensación de que allí en algún rincón de las sierras uno reconoció aquella luz propia por primera vez, aquel contrato místico con la naturaleza, que una vez firmado queda fijo por siempre.
Escrito por Aisha Lebrón (nieta de Alberto Benedit y Belén Dávila, hija de Josefina Benedit)a raíz de muchos mails que empezaron a circular por el incendio suufrido en el 2008 en las sierras:
ResponderEliminarBeso a todos... los de allá, los de aqui, los del medio y el costado... Los que tuvimos la dicha de poder caminar desde niños por aquel pasillo de suelo fresco hasta llegar al ventanal del fondo... Me viene la imágen tan nítida, que creo hasta oler el perfume que entra por allí. Nada que no reconozcan ni dejen de entender... toda una experiencia vivida por cada uno de nosotros ... Y los que por un tiempo hemos dejado de ir (en mi caso por vivir afuera) seguro les ha pasado como a mi... que La Escondida era parte de la nostalgia, de esas que lo sacuden a uno cuando no sabe a donde está parado y quien es... y en esa búsqueda del volver a reconocerse aparece así, como una ráfaga de recuerdos, toda inspiración con mil imágenes que se mezclan... Y entre ellas, clara e intacta la del ventanal como puerta hacia afuera... como pasaje al paraíso, a la sensación de que allí en algún rincón de las sierras uno reconoció aquella luz propia por primera vez, aquel contrato místico con la naturaleza, que una vez firmado queda fijo por siempre.